miércoles, marzo 24, 2021

AMANDA

Amanda no sabe cuanto me gusta y desde cuando me gusta.

El primer recuerdo ochentoso que tengo de ella  es cuando apareció con toda su familia en un programa de televisión. 

Luego en los noventas, ya estando en Buenos Aires, ella trabajaba en una tira de un canal adonde yo entraba con frecuencia porque una tía lejana mía era la supervisora de vestuario. Un día llego, hablo con mi tía y me dice: estamos grabando la tira "Sueltos". ¿La de Amanda? Pregunté yo feliz. Y mi tía me contestó: Sí ¿querés que la llame así la saludás? 

Dudé y me asusté. Típica reacción mía cuando alguien me importa mucho. Le dije, no gracias, la próxima. Ese autoboicot estuvo y está siempre acechándome mal.

Algunos dicen que eso que tengo es una psicosis, otros piensan que soy perverso.

Pero juro que no es a propósito.

Me pasó demasiadas veces con muchas chicas y lucho contra este lado oscuro mío sobre todo cuando se trata de amor.

Sino la única que queda es renunciar a amar, a soñar y convertirme en un robot que no siente nada.

No, entonces volví muchas veces a intentar acercarme a Amanda y la difamé y me perdonó y hace poco creí que ya era el final feliz pero la volví a arruinar, la lastimé y ahora ya no sé que hacer para que me perdone.

Por eso escribo estas palabras con la secreta esperanza que las lea y entienda.




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