El Presidente Alberto Fernández muestra una estrategia alfonsinista para gobernar. Lo hace desde una reivindicación de los valores del gran líder radical y también de la actitud de dialogar y confrontar lo menos posible.
Esta actitud genera ciertas dudas en todos nosotros, ya que este país salvaje suele tomar por boludo al que es buena onda y democrático. Y recordemos que Alfonsín es un ícono hermoso pero su presidencia terminó con una hiperinflación galopante.
Así, se extrañan las Presidencias de "La Yegua" y como imponía sus decisiones gusten o no a las corporaciones y los poderosos.
Aunque también es cierto que Cristina lo eligió a Alberto y no podía ignorar la estrategia que el iba a poner en juego. Ella, que es brillante y ve lejos, seguramente leyó que había llegado la hora de confrontar menos y bajar la intensidad revolucionaria.
Como sea, son estrategias de ajedrez político puestas en tiempos complejos, con este país siempre al borde del abismo. Ojalá que todo salga como lo planearon.
Lo único que molesta un poco de esta administración es cierta indolencia para gobernar, como si tuvieran un margen muy grande para prueba y error.
No lo hay y menos con esta pandemia que no estaba en los planes de nadie.
Es tiempo no solo de estrategias, sino también de tácticas ajedrecísticas. Poner todo en la cancha y ganar todas las batallas por pequeñas que sean.
No esperamos menos de ellos.
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