LOS CAMINOS DE LA VIDA

Cicco es un periodista que se hizo famoso por inventar el periodismo border y llevarlo a las ultimas consecuencias. Para escribir una crónica sobre el porno, actuó en una porno y así con todo. Cosechó fama y dinero, hasta que un no le cambio la vida.
Llamó al filósofo Tomás Abraham para pedirle que escribiera una columna en contra de Osho en la Revista Noticias y Abraham  le contestó: "Osho era más que el gurú de los famosos como piensa tu revista. Hablaba de Freud, de Jung, del Zaratustra de Nietzche. No sabés lo que era su biblioteca. Citaba a Oupensky y a Gurdieff, a los Vedas y al Bhagavad Gita. Sabía de los evangelios apócrifos y de los textos canónicos del budismo. No te fijes en las celebridades que lo defienden. Fijate, en todo caso, en Peter Sloterdijk, un pensador alemán que se fue a vivir con él y cambió su forma de entender la filosofía. Si querés escribo una defensa de Osho, un ataque, jamás".
Ahí Cicco comienza a leer a Osho y le cambia la vida, como nos pasó a tantos, salvo que el lee que Osho recomienda el zen y el sufismo como caminos hacia la verdad. Y la historia de esa búsqueda es el relato del apasionado libro "Rock and Roll Islam". Cicco está tres años en la escuela soto zen de Buenos Aires, yo también anduve por allí, pero mucho menos tiempo. Finalmente recala en el sufismo y allí se convierte.
Es verdad que Osho atacaba de frente a las religiones en general pero siempre rescataba un movimiento medio secreto de cada una. El zen en el caso del budismo, el sufismo en el caso del islamismo y los hasids del judaísmo.
Por el libro de Cicco van pasando todos los personajes medio alucinados del sufismo argentino y mundial. Y uno de ellos, Abdul Qadir Ocampo, dice algo hermoso: "El hombre perdió la capacidad de maravillarse ¿Como llegó este café a mi mano? Es un hecho excepcional. La existencia de un árbol es ya una maravilla. La bellota del roble está vacía. Entonces, uno se pregunta: ¿como algo puede nacer del vacío? Eso es un milagro. Lo que pasa es que cuando uno está lleno de ego, no le entra nada, ninguna maravilla. Está enajenado de lo divino".