jueves, febrero 11, 2016

HOLLY

Juan Forn, en sus siempre recomendables contratapas de los viernes en Página 12, el viernes pasado, habló de Holly Golithgly, la extraordinaria criatura creada por el genio de Truman Capote. Allí no solo repasa esa obra maestra que es "Desayuno en Tiffanys" sino que da por cierto algo que no me parece tan obvio. Dice que el personaje de Holly es Marilyn Monroe y para ella estaba destinado el papel que hace Audrey Hepburn en la fallida película que dirigió Blake Edwards en 1961, una delirante adaptación de la nouvelle, donde Edwards parece que ya tenía en mente hacer "La fiesta inolvidable" y convierte la obra maestra de Capote en una comedia alocada.
Como fan número uno de Truman y Marilyn quisiera disentir en un par de temas con Blake Edwards y con Juan Forn.
Con respecto a la película: efectivamente tenía razón Truman en que ese personaje solamente le podía quedar bien a Marilyn, Audrey Hepburn es demasiado linda, demasiado fina, demasiado sosa. No tiene nada que ver con nuestra Holly.
Pero disiento con Forn en que Holly está inspirada en Marilyn. Truman amaba a la Monroe y la retrató como nadie en "Una hermosa niña", precioso relato que aparece en el magistral "Música para camaleones".
Pero tengo para mí que Holly va más allá de ser Marilyn, es un personaje único, inolvidable, porque es la fusión de muchas chicas que conoció Capote en Nueva York, como el mismo lo aclara en la contratapa del libro. Y es inimitable y a la vez un arquetipo porque yo también conocí varias chicas como Holly en los ochenta, en los noventa, en los dos mil. La chica sexy, inexplicable, imposible de atrapar y de entender. Que incluso cuando tiene la posibilidad de triunfar en Hollywood lo rechaza porque ella busca otra cosa, ella es una artista de la vida. Ella es real.
Esa es Holly para mi: lo femenino, sensual y misterioso, imposible de aprehender.

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