domingo, septiembre 27, 2015

EL PAPA PERONISTA



Para alguien como yo que se dice liberal, libertario, libertino; la Iglesia Católica es un problema.
Y el Peronismo también.
Básicamente porque son movimientos responsables de muchos crímenes, de muchas contradicciones, no solo de corrupción y pedofilia.
Pero, como la mayoría de este país, fui criado en el Catolicismo. Tomé la comunión, la confirmación, luego fui a la Universidad Católica. Fui instruido en ese fe, leí y estudié la Biblia.
Luego me fui al Budismo.
Pero pese a las grandes contradicciones y a ser una mitología ciertamente pobre (como el Peronismo), también debo mencionar las paradojas de encontrar mucho cura de pueblo piola, zurdo, poeta, erudito. Y también mucha gente que labura anónimamente por un mundo mejor.
Como en el Peronismo.
Tuve un par de años de fervoroso Kirchnerismo militante y luego di un paso al costado.
Pero no los odio: no soy anticlerical ni antiperonista.
Recuerdo hace 5 o 6 años cuando yo era K y Bergoglio era el Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, un opositor poderoso y ninguneado. Y me lo crucé en el Subte, viajando como cualquier ciudadano de a pie.
Siempre tuvo esos gestos simpáticos Francisco, no es que ahora se manda la parte.
Luego cuando se convirtió en Papa, vino la sorpresiva reconciliación con Cristina.
Es que siempre fueron muy parecidos, aunque se odiaran.
De hecho, la violencia de los años setenta en la Argentina se dio entre dos facciones católicas enfrentadas: la ultraizquierda encarnada por la guerrilla y la ultraderecha por los militares.
Todos decían defender la verdad católica y no les importó matar gente para hacer triunfar su verdad.
Así que ahora el Papa Francisco es un Jefe de Estado, un político y se le nota también que es Peronista. Va a Cuba y luego a EE.UU. Y con todos trata de llevarse bien.
No es que me parezca intelectualmente brillante, es más bien simple, pero no me gustaría estar en sus zapatos, siempre en el candelero, mediando en la política mundial.
Me parece sano perdonar y olvidar, soltar.
Entonces, ya no tengo conflicto con el Catolicismo, lo acepto como una visión de la verdad. Como el Budismo o como cualquier otra. Nadie tiene toda la razón ni es completamente bueno o malo.
Me reconcilio también con el Peronismo que gobierna el país.
Catolicismo y Peronismo no me parecen la Panacea Universal ni tampoco el Mal Absoluto.
Tienen mucha vocación de poder y habilidad para rosquear y hacen las cosas lo mejor que pueden.
Eso: ni muy muy, ni tan tan.

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