jueves, diciembre 25, 2014

LA HORA DE LA VERDAD




Hacía rato que tenía ganas de leer un libro tan bien escrito como este, no solo por el estilo literario, sino también por lo exacto de su enfoque y la variedad de sus citas.
Y es que los que somos de izquierda nos vemos en la disyuntiva de aceptar el relato kirchnerista o sino ser tratados de gorilas, fachos, etc. Pero cualquiera que tenga dos dedos de frente se da cuenta que el famoso relato hace agua en varios puntos y específicamente en este que habla de la violencia política en los setenta.
Pasamos del famoso y siniestro "algo habrán hecho" con el que el común de la gente se refería a los desaparecidos en los ochenta, al otro extremo de hoy en día, en que parece que los guerrilleros y sus hijos son los héroes de la patria.
Graciela Fernández Meijide, madre de un desaparecido, que luego se convierte en dirigente de los derechos humanos y también interviene en política, es una voz ecuánime y autorizada para poner los puntos sobre las ies.
Primero nos da un panorama de los movimientos revolucionarios en toda Sudamérica y luego pasa al detalle del horror que sucedió en la Argentina.No es que me abrió los ojos lo que dice, pero si vino a confirmar lo que siempre me pareció de nuestra historia reciente.
A saber: que este país siempre fue una sucesión ridícula de golpes de estado y gobiernos populares, nunca hubo continuidad ni respeto por las reglas, ni desde la derecha, ni desde la izquierda. Mal o bien, los últimos treinta años de democracia son lo mejor que nos ha pasado en toda la historia de nuestro país.
Luego, que la guerrilla también fue infame y no una juventud maravillosa que quería cambiar el mundo. Ellos deben ser enjuiciados y pagar por sus crímenes.Claro que la pena máxima recae obviamente sobre el terrorismo de Estado porque ese es el crimen más atroz.
Pero la guerrilla en gran parte, no solo combatía contra los gobiernos de facto, también lo hacía en contra de gobiernos elegidos por el voto popular.
Otro mito que ya cayó mal es el de los 30.000 desaparecidos. No llegan a 10.000, lo que obviamente igual es un genocidio, pero ¿para que mentir?
Sumado al descrédito de personajes desagradables como Hebe de Bonafini, al que este gobierno ensalzó y corrompió, poniéndola al frente de empresas multimillonarias y sin control.
Hay una parábola que es real y me parece perfecta para graficar estos tiempos tan extraños, es la de una famosa conductora y periodista que tuvo un padre desaparecido, lo que la hizo acreedora a una millonaria indemnización por parte del Estado. Luego, ella, con parte de ese dinero, habilita uno de los restobares más hermosos de Buenos Aires, lugar al que fui durante muchos años. Dejé de ir el día que vi que el patova de la entrada no dejaba entrar a una parejita de morochitos bien vestidos, que simplemente querían conocer el lugar.
¿Se entiende? El papá lucha y muere por el ideal de un mundo más justo. Luego el estado indemniza a la nena y con ese dinero ella pone el lugar más cheto de Buenos Aires al que no pueden entrar los negritos.
Nada más señor juez.



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