Cuando uno lleva años en la vida meditativa aprende algunos trucos de la mente.
Uno muy común es ir a meditación cada tanto como quien va al gimnasio o como el que va los domingos a misa.
No alcanza.
En verdad, lo que debemos hacer es vivir una vida meditativa.
Cada minuto, cada hora de nuestra vida.
Estar atentos a los trucos de la mente.
Ser testigos, no creernos el personaje, la personalidad.
No somos nada, somos vacío.
Y así, siendo testigos de la mente no huimos al pasado o el futuro.
Estamos acá y ahora.
Libres.
Eso es meditación, eso es no mente.
Ser el observador, el vigilante de esas películas que inventa la mente todo el tiempo.
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