miércoles, febrero 12, 2025

TENSIONES

 Ayer me leí de un tirón un cuento espiritual o más bien de autoayuda que se llama "El caballero de la armadura oxidada".

En un estilo simple (demasiado simple) se narran las peripecias del citado caballero en busca del amor y la sabiduría.

Me hizo acordar inmediatamente a "Juan Salvador Gaviota" y los libros en general de Richard Bach, que leía con avidez en la adolescencia.

Otro autor de este estilo podría ser Paulo Coehlo, aunque casi no lo he leído.

Son gente que no escribe bien, como se suele decir, pero tampoco son sabios, maestros iluminados, simplemente pescaron por allí ciertas ideas espirituales un poco tiradas de los pelos y se largaron a escribir y a dar cátedra de como vivir.

La academia literaria, la élite, condena a estos libros y se burla de ellos.

Pero hay ciertas tensiones interesantes sobre esto que me gustaría marcar.

¿Que sería hoy escribir bien, ser un gran escritor?

Veo miles de libros que se editan todos los años en el mundo, bien escritos, bien corregidos, editados, pero inocuos, pálidos, inofensivos. Que no tienen nada para decir.

Recuerdo hace mil años cuando iba al taller literario con la gran María Moreno y estábamos experimentando una forma nueva: la crónica, la mixtura entre periodismo y literatura, de allí saldría la ficción del yo, es decir ficcionalizar nuestras propias experiencias de vida y escribirlas como si fuera literatura. Esto está también conectado con el nuevo periodismo y la non fiction.

Al principio todo bien, muy lindo jugar con eso, pero lo que veo ahora es que todos editan libros sobre cualquier estupidez, absolutamente intrascendentes, tipo: estaba aburrido, me fumé un porro, salí a caminar y me levanté una minita. Fin. Y así se editan boludeces de toda laya muy bien corregidas y técnicamente impecables. Y después el que escribió ese libro de mierda da un taller de como escribir libros de mierda.

¿Eso sería escribir bien?

La sabiduría espiritual nunca se llevó bien con la literatura, los iluminados nunca creyeron que fuera posible transmitir la luz en letra escrita. Pero aún así se siguen escribiendo miles de libros, espirituales, new age y de autoayuda, que no es todo lo mismo, pero eso es otro tema.

A lo que voy es que ya en la época de los primeros sutras, los vedas, etc, se consideraba que escribir las grandes verdades era un signo de decadencia. Estoy hablando de 5000 años atrás, tal vez más.

Pero tengo la intuición de que la literatura de ficción nace de ahí, una literatura juguetona que solo quiere entretener sin enseñar nada. Lo mismo con la poesía: no es lo mismo un iluminado como Rumi, que escribe las verdades más profundas en verso (o el mismísimo Lao Tse) que un poema escrito hoy día donde el o la poeta escribe versos desde su pálida, intrascendente vida.

Es polémico lo que estoy diciendo, obviamente, sigo ganando enemigos.

Sobre la gratuidad de escribir por escribir.

Así que noto esta tensión entre la forma de lo que se escribe y el contenido, como que es casi inexistente el libro que lo tenga todo.

Lo mismo a la hora de pensar un hipotético tercer libro propio.

¿Como hacer para conjugar una forma exquisita con un contenido religioso, elevado, que no sea simplemente arbitrariedades de una mente desordenada?

Hubo otros que lo intentaron en su momento con mayor o menor suerte, por ejemplo Herman Hesse, Salinger, incluso el mismo Kerouac.

Sobre estas tensiones se asienta mi búsqueda actual.



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