Anoche estuve en la inauguración de la excelente muestra retrospectiva de Leandro Erlich en MALBA.
Un rato antes conversó en el auditorio con el curador de su muestra y tiró algunas ideas notables.
Lo que más me impresionó es lo claro que tiene Erlich que todo es una ilusión, el mundo entero, la sociedad, la calle y todo entonces es pasible de ser intervenido, de ser convertido en una instalación.
Del pibe de 21 años que quiso construir otro obelisco y armó un revuelo en los medios (episodio que recuerdo vagamente), a este presente de 45 años y su muestra Liminal pasaron muchas obras bajo el puente.
Todos recordamos cuando le quitó al obelisco la punta y la puso en en la puerta del MALBA.
Porque Erlich no solo tiene claro su rol de ilusionista, su parte si se quiere metafísica, espiritual sino que además tiene ideas buenas y geniales.
Se pueden ver en el MALBA y vale la pena porque algunas sorprenden y otras conmocionan, provocando una alteración de los sentidos y la sorpresa, la duda existencial.
Ya cuando llegamos al MALBA tiene un cartel de venta.
Intuyo que Erlich va a seguir regalándonos ilusiones aún más notables con el correr de los años.
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