miércoles, abril 04, 2018

MINDFULNESS

Ahora todo es mindfulness: los diarios traen libros de mindfulness, las revistas lo sacan en la tapa, los psiquiatras y los neurólogos dan su ok.
Hace unos cuantos años tomé una clase de mindfulness en Buenos Aires. Andaba en la búsqueda y esto recién aparecía. Es una especie de clase de yoga dirigida por la voz de una persona, que pone el énfasis en estar atento, en tener conciencia del presente, del aquí y ahora. Como enseñaron Osho y el Zen. O sea, nada nuevo: un mix de técnicas orientales respaldado por la ciencia occidental.
Por un lado, es saludable que los psiquiatras recomienden meditar y no solo se dediquen a recetar drogas que adormecen las emociones.
Por otro lado, esto ya se vió antes, con la alianza entre el budismo tibetano y la psicología transpersonal.
Hace décadas se hablaba de New Age, a esa mezcla, a esa bolsa de gatos, que incluye prácticas religiosas orientales con charlatanes occidentales.
Todo esto viene de EEUU, de Yanquilandia, ese capitalismo salvaje que todo lo vuelve materia de marketing, hasta lo más religioso, lo más sagrado. En ese sentido, es una especie de herejía, porque la meditación surge como vía para despertar, para alcanzar la iluminación, no para combatir la ansiedad y el stress.
Que sí, que ayuda como efecto secundario, tiene un montón de efectos colaterales positivos. Cualquier meditación, todas las meditaciones.
Pero no surgieron para eso. Surgieron como una vía espiritual para encontrarle un sentido, una salida a este mundo material, no para dejar el cigarrillo.
Es como si mañana los "científicos" descubren que rezar el rosario ayuda a la memoria y comienzan a recetar rezos todos los días.
Es la mercantilización de lo más puro, aplicado a lo más trivial. Es un híbrido, es mezclar el agua y el aceite.
Incluso antes que Buda, existieron los Yoguis en la India, los que inventaron el Yoga, que no lo inventaron para hacer gimnasia, para bajar de peso. Lo inventaron buscando una vía para el despertar.
Y cuando Buda despierta, se ilumina, lo hace con la postura de loto, que es una postura de Yoga.
Así que nada, eso: Siglo XXI Cambalache, la Biblia junto al calefón.
Cada uno hace lo que quiere, y lo que puede.

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