Pasando la Navidad en la bella Villa Gesell, escucho el rock en todos lados: en el mar, en la pileta, en el bar y el restorán.
La música que escuchaba de chico alcanzó el estado de clásico y es la moneda corriente.
Eso explica el surgimiento del trap como una reacción, una renovación.
No entiendo ni me gusta el trap, pero si comprendo que los adolescentes de hoy se revelan ante la música impuesta por el status quo: el rock.
También recuerdo que cuando surgió Soda Stéreo los mayores lo despreciaban y los pendejos veíamos algo especial en ellos.
Es posible que esté pasando lo mismo con el trap.
Que haya genios renovadores hoy que no estamos queriendo descubrir.
Para mí no hay como la música de los ochenta y los noventas pero trato de no cerrarme a la emoción y la sorpresa que pueden llegar a producir los nuevos sonidos.
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