martes, diciembre 09, 2025

CUARENTA AÑOS DESPUÉS

El sábado a la noche estuve en el Movistar Arena, el segundo que hizo Miguel Mateos este año en conmemoración de los cuarenta años de su disco más exitoso: "Rockas Vivas".

En los primeros ochentas yo era un niño que escuchaba cassettes, el primero que recuerdo es uno de Carlitos Balá, que tenía su programa televisivo y también incursionaba en la música infantil mucho antes que existiera Piñón Fijo. El segundo cassette que recuerdo tener era uno de Menudo. Ya nos íbamos acercando al objetivo: pop adolescente de exportación con dos portorriqueños que luego se volverían leyenda, Ricky Martin y Robi Draco Rosa.
Y el tercer cassette, con el que entro de cabeza al rock nacional es "Rockas Vivas" de Miguel Mateos/Zas, año 1985, un disco en vivo que fue el más vendido de la Argentina hasta que lo superó "El amor después del amor".
Decía entonces que entré al rock nacional de la mano de Mateos y por supuesto que me hice fanático y escuché sus primeros discos y los que vinieron luego del 85. También fue un golazo su primer disco solista "Obsesión" y luego, con el tiempo, le fui quitando mi atención a la carrera del Jefe del rock latino. Había mucho por descubrir de nuestro rock empezando por Soda y Cerati.
Pero lo loco es que hasta el sábado nunca había visto un show en vivo de Miguel. Y los 40 años son un número, uno no sabe que puede pasar después.
Así que estuve firme en un precioso estadio casi lleno, había por lo menos 5000 personas o más, gente grande sobre todo y familias enteras.
Lo que más me gustó del prócer Mateos es que lo vi feliz, exultante, eufórico como desmintiendo esa fama de difícil, ese amor/odio de la prensa argentina para con el.
Tal vez fue siempre así en vivo, no lo sé, pero me dio la impresión que estaba especialmente zarpado, hasta tocó dos temas ochentosos en inglés: The power of love y Everybody wants to rule the world.
Y por supuesto todo el disco festejado entero destacándose una preciosa versión de Mundo Feliz, superior a la original.
Y la polenta y el profesionalismo de una banda muy entrenada en vivo con dos guitarras, bajo, batería, teclados y una sección de bronces.
Y hubo temas viejos y temas nuevos, algunos que ni siquiera conocía.
Y hubo rock y pop y tecno.
Impecable la banda y el show todo, hasta las imágenes que acompañan las pantallas gigantes del estadio. Es un trabajo en familia la de los Mateos, una pyme familiar: Miguel el capo, su hermano Alejandro el batero, su hijo el segundo guitarrista y su mujer la encargada del arte visual.
Cuanta felicidad que nos han dado en estos años en toda Sudamérica y también en Norteamérica es un grande del rock Miguel Angel Mateos pero a la vez acá siempre fue medio paria. Tal vez no se lo considera dentro del Olimpo de los solistas del rock nacional, tal vez alguna vez se excedió pero sin duda que hay una mezcla de envidia y mala leche entre los que no le reconocen sus míticos logros.
En algún modo me siento hermanado en este bullyng, salvando las distancias, siendo que a mi no me conoce nadie pero si: Miguel Mateos soy yo.
Y vos.