martes, agosto 02, 2011

MI DESPEDIDA DE INFOSUAREZ

Le debo a Gustavo Moccero varias cosas: una de ellas fue que me rescató de mi letargo artístico en Buenos Aires y me trajo de regreso a Suárez, hace casi dos años. Al poco tiempo ya estaba manejando Infosuárez.
Es verdad, no tengo el título de periodista, aunque tengo una formación interesante. Lo cierto es que hice lo que pude. Di lo mejor de mi.
Le debo también a Gustavo la libertad absoluta que me dio para hacer y escribir lo que quisiera. Jamás me cuestionó una decisión aunque a veces fui muy crítico. Infosuárez no fue nunca un medio kirchnerista puro como los que que ahora aparecen por todos lados.
Le debo a Néstor Kirchner la pasión por la política y la amistad con muchos que como Gustavo, sentimos el llamado de la Historia.
Ratifico mi voto para con el oficialismo a nivel local, provincial y nacional, con todas sus virtudes y defectos, siguen siendo la única opción real.
Y si bien creo haber escrito algunas páginas memorables, haber tenido algunas tapas destacables, no es posible improvisar en el periodismo.
No se puede ser Director, Jefe de Redacción, Cronista y Corrector. O sí, pero así salen las cosas, bizarras...
Por más que uno sienta que tiene una verdad que expresar, no se puede competir contra un periódico canalla, si, pero profesional: que tiene un plantel consolidado de profesionales trabajando desde hace décadas, que conoce todos los vericuetos del pueblo y que consigue cualquier información por las buenas o las malas.
Estas certezas y un boicot interno imperdonable, que perjudicó mi trabajo y el de los colaboradores, me llevaron a tomar esta decisión.
Este periódico fue una utopia hermosa, que perdió previsiblemente, pero que me dió la oportunidad que me había negado siempre Capital.
No se que va a pasar de aca en más. Sólo se que nos subimos a la Historia y estuvimos del lado correcto siempre.
Mi corazón me trajo hasta acá y mi corazón me dice que seguir sería ser un ladri, un ñoqui.
Y estoy seguro de algo: dejamos una huella interesante, nos aguarda un destino de culto.

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