Da la casualidad que conozco a un par de hijas de desaparecidos que militaban en Montoneros.
Da la casualidad que son super talentosas y trabajadoras.
Que cargan su tragedia personal y familiar con hidalguía y sin victimizarse.
Pero no, no hay ninguna casualidad.
Demonizada por los cobardes, los cómplices de siempre, la subversión seguramente se equivocó al plantear una lucha armada, pero lo que querían, en definitiva, era construir una nueva sociedad, más equitativa y soberana.
Esa es la herencia ética de los que sacrificaron su vida (equivocados o no) luchando por un país mejor.
Todo esto viene a colación de que pronto vamos a tener elecciones y que tenemos que echar a estos chetos miserables, hijos y nietos de los asesinos, de los saqueadores, de los vendepatria.
Y que están hechos de la misma mierda que sus antepasados.
Ya no hay lucha armada, ahora las reglas son más simples y claras.
Hay que ganar en las urnas.
Pero que no te confundan con eso de la soberbia y los Montoneros, basta de boludeces y de falsa modestia.
Los que somos más brillantes intelectualmente y mejores personas, tenemos la obligación ética de honrar a los que fueron asesinados por pretender una sociedad más justa.
Que así sea.
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