Ayer a la tarde estuve un rato en las inmediaciones del Congreso, fascinado por el millón de mujeres que se movilizaron para apoyar la sanción de la ley de aborto.
La marea verde es imparable.
Los diputados y senadores han sido elegidos para representar a la mayoría.
Y la amplia mayoría de las chicas hizo esta revolución que por un rato nos hizo olvidar la grieta que divide al país.
Somos más los honestos que los hipócritas, los cultos que los trogloditas.
Del otro lado, la movida de la Iglesia Católica no era ni la mitad de la marea verde.
Cuanto alegría que una institución nefasta, corrupta y degenerada como la Iglesia Católica sea derrotada en la ciudad que vió nacer a su Papa.
Y entrando ya en el juego de las paradojas, no hay que olvidar que la ley se va a aprobar en la presidencia de un tipo de "derecha", mientras estuvo cajoneada muchos años durante el gobierno de una mujer de "izquierda".
Nada, eso, cosas que pasan.
Pero hoy festejamos todos juntos.
Somos más.
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