viernes, junio 22, 2018

LA CINEFILIA COMO RELIGIÓN





El ritual religioso de ir por los cines de Avenida Corrientes cada vez es más tragicómico.
Hace un rato me pasó que era el único espectador de la película y la gente que estaba ponía una y otra vez el trailer, pasó varias veces, me estaba por ir y finalmente la película comenzó.
Uno soporta y entiende estos destratos porque un cine y teatro obviamente no puede tener muchos empleados para atender a un solo espectador. Y la persona que está trabajando, tiene que hacer de proyectorista, cortar y vender entradas.
En el mismo lugar presentan una obra de teatro clase Z, pero las películas son de cine arte, una selección finísima e inteligente para los que amamos el cine.
Prefiero esto a los cines de los shoppings, con gente haciendo ruido mientras mastica y toma gaseosa.
Lo prefiero también al cable, el dvd, blu ray, netflix etc.
Pero esta religión va para atrás y cada vez somos menos.
Nada más hermoso y sagrado que sentarnos frente a una pantalla en silencio para asistir a la revelación de un universo, que sabemos ficticio, pero donde muchas veces no podemos evitar involucrarnos, emocionarnos, identificarnos con algo que es solamente una ilusión, una proyección de luz sobre una pantalla oscura.
Como la vida misma.
Por eso uno se enamora de las actrices, porque son perfectas, diosas en la pantalla, aunque en la vida sean como nosotros, seres humanos e imperfectos.
También es una asignatura pendiente escribir y dirigir películas.
Sueños dentro de sueños.
Ilusiones.
Osho enseña a ser observador, testigo, a no involucrarse: eso dice, es la meditación.
Pero aunque sea una vez en la vida te la tenés que creer, te tenés que enamorar.
Y creer en la religión de la cinefilia.
Bigger than life, dicen los yanquis.

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