Anoche pasó algo fuera de lo normal: una epifanía.
Recordé que en este mismo blog, hace 8 años, me burlaba de Osho y un libro que me había prestado una amiga. "Conciencia" se llama.
Anoche, leyendo otros libros de Osho, entendí lo que es estar consciente, alerta, atento, despierto.
Ser testigo de cada segundo que vivo y ser el testigo que se observa a si mismo.
Pero no entendía porqué anoche era tan especial.
Hoy el Facebook me lo recordó: se cumplió un año de la muerte de Pupi, mi querida perra, hermana, amiga.
Sorprendente fecha que se cruza también con el nacimiento de mi abuela Tona, otra fecha especial.
Pupi me visita en sueños hace meses, mi abuela hace años.
Todo eso demuestra que la muerte es un cambio de estado simplemente, que hay infinitas dimensiones más donde nos volvemos a encontrar, de una u otra forma.
Y los sueños son tan o más reales que el mundo que conocemos.
La consciencia universal que mora en nosotros, esa luz es la divinidad, el universo todo, lo que algunos llaman Dios.
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