Es curioso y para nada casual: cada vez que vivo situaciones límite, momentos de crisis, aparece la oscuridad, el miedo oculto.
También cuando intento parar la mente, meditar en silencio y soledad, el ego reacciona como un caballo salvaje que se niega a ser domado y me pone en aprietos.
Hay un miedo, una oscuridad guardada muy profundo dentro mio que no alcanzo a ver con claridad.
Esa es mi lucha y mi lema: todo lo que no es amor, es miedo.
Los psicoanalistas y los psiquiatras le ponen todos un nombre distinto: neurosis, psicosis, paranoia, bipolaridad, esquizofrenia, obsesivo/compulsivo, pasivo/agresivo.
Yo me niego a ponerle rótulos, no creo en apresar mi singularidad, lo infinito de la existencia, con un diagnóstico más o menos a la bartola.
Pero si reconozco que hay en mi una oscuridad que no entiendo del todo y que a veces me supera.
Casa
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La casa de la infancia
viene con el olor de los jazmines
la sombra de la parra en el patio
y el silencio caliente de las tardes de verano
La casa de l...
Hace 7 horas.
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