Me acuerdo hace 25, 30 años cuando teníamos un cine nacional de mierda y el único refugio, la única luz era leer revistas independientes tipo El Amante, para entender el verdadero cine y para que nos diga la verdad.
En ese entonces, los críticos de diarios como Clarín y La Nación le ponían muy buena a cualquier porquería, por el solo hecho de que eran argentinas y teníamos que leer esas publicaciones especializadas para enterarnos cual era la posta.
Como han cambiado los tiempos, el cine nacional se transformó en una verdadera potencia, hoy vivimos una verdadera nueva era dorada del cine nacional.
Y curiosamente, la crítica también cambió: ahora los críticos de Clarín y La Nación son los que se volvieron extremadamente exquisitos, exageradamente exigentes y uno tiene que recurrir a las publicaciones independientes, pero esta vez para encontrar el verdadero placer de ver cine, el amor cinéfilo sin intermediarios.
Pasó con "Permitidos", quinto opus de Ariel Winograd, un tipo experimentado en la comedia romántica, en la screw ball comedy o como la quieras llamar. Que maneja con maestría los hilos argumentales y saca lo mejor de sus actores. Porque "Permitidos" es un gran film no solo como vehículo de lucimiento de la mega estrella Lali Espósito, también se luce su alter ego Piroyansky y ambos permitidos Benjamin Vicuña y Liz Solari. Hasta el personaje de la gorda freak se luce.
Pero La Nación le puso un tímido bueno simplemente y el crítico de Clarín le puso regular, se ve que no tenía un buen día el tipo y que tiene un ego importante, porque adujo razones estúpidas como que no era creíble que Piroyansky se levantara a Liz Solari.
Hacen un daño muy grande estas boludeces, no solo artístico sino comercial, una película que tenía todo para explotar y se quedó con muchos menos espectadores de los que se merece.
¿Hasta donde llega el exceso de celo en la crítica y donde comienza la mala leche, la envidia lisa y llana?
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