Hay algo mágico ya en viajar a cualquier parte, ese momento impreciso en que no estamos ni en un lugar, ni en otro.
Y más cuando viajamos en tren, lo que nos permite caminar, deslizarnos por los distintos vagones, sentir el movimiento, el viaje. En un micro es más caro y uno viaja apretujado, con la sensación de que si el micro vuelca, morimos instantáneamente.
Viajar a Coronel Suárez en micro sale mínimo 60 pesos, en tren el pullman sale 17. También hay camarote, que está por debajo del precio del micro.Un delirio. Por ahí son trenes viejos, pero no están tan mal como podrían estar. Hay o hubo una tercera opción, que es viajar en avión, pero se anula la idea de viaje, se llega en 35 minutos, contra las 7 horas del colectivo y las 9 del tren. El viaje en avión a corta distancia es un no viaje, no hay mística.
En el tren, en primera clase las luces no se apagan en toda la noche, un paraíso para el lector, sino se puede recurrir al coche comedor.
El momento mágico del viaje implica la expectativa de arribar a un lugar diferente, una vez que llegamos se acaba la sorpresa, el mientras tanto es lo atractivo.
Metáfora de la vida, momento zen, el viaje nos crea la ¿ilusión? de que somos personas distintas, que podemos reconvertirnos al llegar a destino.
No somos la misma persona después de haber viajado ( sobre todo en tren ).
El summun de la experiencia espiritual: viajar en estados alterados. Lo que se dice un verdadero trip.
Recurso
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Hace mucho tiempo yo tenía un recurso
para escapar de la tristeza
imaginaba una sábana blanca colgada al sol
yo era esa sábana que recibía
el calor y l...
Hace 4 semanas.
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