Imaginemos un tipo loco, resentido, envidioso que considera una mierda todo el resto de la humanidad. Que sabe todo sobre la cultura rock, pero nunca la vivió, ni la representa. Que te ve como una curiosidad cuando aparecés con tus cuentitos y disquitos. Que le das la oportunidad de tener un programa de radio y te roba el lugar. Que se busca otro boludo como el para hacerte fuerza porque le pesa demasiado lo que decís o hacés ( suele ocurrirme ). Porque me he dado cuenta que hasta para que te llamen hijo de puta hay que hacer mucho mérito en esta vida.
Que cuando se entera de que vos andás diciendo que está loco ( yo le había recomendado a mi siquiatra )y que te tiene envidia, pone en marcha una fabulosa máquina de tirar mierda, que incluye a tus amigos más cercanos.
Es más, cuando yo visitaba a este individuo en su casa, me hablaba pestes de mis otros amigos y me costaba mucho hacer pie y perdonarle sus exabruptos. Luego, como buena rata, pone en mi boca palabras que sólo el mismo dijo y tira de la cuerda hasta donde de.
Hasta ahí, un montón de pelotudeces, le pueden pasar al más pintado. Pero lo fundamental de esta historia es la diferencia entre proclamar cultura rock y ser una vieja chismosa mala leche y vivir la cultura rock, mal o bien, pero demasiado entretenido como para tener tiempo para los chismes pueblerinos.
Es el dolor de ya no ser lo que le pica al tipo este, o mejor dicho, el dolor de no haber sido nunca.
Recurso
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Hace mucho tiempo yo tenía un recurso
para escapar de la tristeza
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yo era esa sábana que recibía
el calor y l...
Hace 4 semanas.
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