Marcelo Tinelli encarna el típico mito del muchacho bonachón de pueblo, tirando a boludo (pero de eso tiene solo la pinta) que triunfa en la gran ciudad. En ese sentido, estos últimos 20 años demostró ser más vivo que todos los porteños garcas del mundo.
Su descubrimiento revelador, genial, da con una de las principales características del ser nacional : burlarse del otro. Si, porque así solemos ser casi todos, hay cierto humor negro, cierto desprecio por el dolor del otro y la necesidad de humillarlo. Eso estuvo siempre, lo que hizo Tinelli fue convertirlo en un negocio multimillonario.
Me hace mucho mal ver como forrea a las personas que van a ganarse un manguito, prestándose conscientemente a ser basureados por unos 5 minutos de fama o unos pesos para seguir viviendo. Recordemos que todo el humor que se ve en su programa se basa en la burla: desde los primeros bloopers, hasta las cámaras ocultas, arregladas o no (¿cual será más patética?). Pero el tipo arrasa con el rating: ¿porqué? Digámoslo claramente: a todos los que lo miran y lo idolatran, les gustaría ser Tinelli, haber llegado con una mano atrás y otra delante a Capital y ahora ser todopoderoso. Y también cagarse en los que están abajo.
No es casualidad que el muchachote de Bolívar haya explotado durante los mejores años del menemismo. Nada más funcional al menemato que un entretenimiento cínico e idiota, ideal para tapar lo imposible de tapar. El fue el bufón de Menem y también el verdugo del imbécil que vino después.
No me olvido, tampoco, que su productora Ideas del Sur le dio pantalla a dos de los mejores programas que la televisión a dado en los últimos años: Okupas y Todo por dos pesos. Pero parecen más intentos de lavar culpas que verdaderos emprendimientos artísticos con una continuidad.
De alguna forma muy extraña, Tinelli es ídolo, ganador, infalible y su hazaña de subir y mantenerse en la cima lo acerca a la figura del genio mediático. Nadie llega hasta allí por casualidad y como dicen por ahí: millones de personas no pueden equivocarse.
Casa
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La casa de la infancia
viene con el olor de los jazmines
la sombra de la parra en el patio
y el silencio caliente de las tardes de verano
La casa de l...
Hace 16 horas.
2 comentarios:
Yo creo que sos muy injusto con Marce, vos porque sos un pueblerino resentido, un Loser.
Marce es un gran profesional y una gran persona.
Adrián S.
Yo comparto tu opinion de Tinelli, sin olvidarnos que hay otro Tinelli (mimetizado en muchacho inteligente), igual de garca, Mario Pergolini. Siga maestro, toque usted que sabe.
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