viernes, abril 14, 2006

Pupi

Mi madre encontró a Pupi en el cementerio municipal junto con sus hermanos. Cada una de las personas que estaban allí tomaron alguno de los cachorros recién nacidos. Supe que uno se murió al poco tiempo.
Pupi es la reina de la casa de Coronel Suárez. Me resulta totalmente hermoso y triste ver la vida del perro que es apartado de su familia y se aquerencia con los humanos y se pegotea todo el día con el que llega de visita.
Cuando estoy, duerme a los pies de mi cama y me acompaña a caminar por ahí. Sinceramente me da más melancolía sentir que un día va a morir ella, que cualquier humano. En ese sentido todos la malcriamos porque nunca antes habíamos tenido un perro.
Y no puedo dejar de pensar entonces en la experiencia que debe ser tener un hijo, un bebé, y verlo crecer con los años, es todo un desafío que voy enfrentar en cuanto tenga mi vida más o menos ordenada.
Mientras tanto Pupi se acurruca en un rincón y te mira. Es tan importante, tan visible su presencia, que se nos vuelve algo común. Pero no lo es.
El desafío zen es mirar cada experiencia de iluminación como si fuera la primera vez, con los ojos de niño.
Cada vez, todos los días.

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