miércoles, mayo 20, 2015

EN EL AIRE

El poder curativo y flashero de la radio.
Estar en la cabina, solo, hablándole al mundo. Como en una nave espacial con rumbo desconocido.
La extraña magia de la radio que opera en mí un cambio aún más extraño: hablar más y mejor por radio que en persona.
El deseo de ser escuchado, el goce de la palabra.
La gente que pasa y saluda. El poder de la comunicación.
Empecé a  hablar en radio cuando todavía estaba en el secundario ¿Porqué luego no me fui a estudiar de locutor o de periodista? No lo sé, nunca tomé decisiones muy lógicas.
Digamos que necesité que pasen más de veinte años para darme cuenta cuanto amo la radio.
La pasión por entrevistar personas, por conocer vidas, descubrir historias.
El experimento social de ser periodista, hacer de nexo entre los famosos y la gente común.
Compartir música y comentarios como quien tiene sexo con sus oyentes.
El deseo, el deseo como motor de este mundo.
La pulsión sexual que se activa hablando, susurrando, contándole al mundo tu verdad.
En el aire, reverbera el ansia de mi voz, mi voz vegetal, amor vegetal.

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