Ayer se cumplió un año del fallecimiento del músico Ricardo Iorio y el Municipio de Coronel Suárez junto a Mercedes Resch de la Tranca de Cura Malal organizaron un homenaje "canonizador" mezcla de calidez y astucia. Es que viene mucha gente en peregrinación de todo el país y salen ciento cincuenta notas en los medios nacionales sobre vida y obra del ícono del heavy metal nacional. El Turismo Rural, agradecido.
A ver: es verdad que Iorio eligió a Suárez para vivir y morir. Todos tenemos alguna anécdota con el. Es un fenómeno que da mucha tela para cortar y va a seguir dando por mucho tiempo. La leyenda del pobre loquito del conurbano viniéndose a vivir al campo rico bonaerense. Fue un cruce extrañísimo. Tan fascinante como agotador. El rocker que andaba duro chocándose todo por los caminos del sudoeste bonaerense y que desayunaba ginebra servida cuidadosamente en tazas de té.
Los pibes de la banda Instinto DC tocaron sus canciones. Eran amigos y protegidos de Iorio. No conozco mucho de heavy metal ni me interesa pero solamente una canción como "Ruta 76" me alcanza para saber que era un genio que veía magia y poesía allí donde nosotros solamente veíamos la ruta que nos lleva a Sierra de la Ventana.
De ahí a transformarlo en un santo, hay una distancia importante. En el conviven el nacionalista que comenzaba fascinando reivindicando a Larralde y el nazí que terminaba horrorizando pidiendo la muerte de los judíos y los "negros" que tocan cumbia.
El otro día veía un video de uno de sus compañeros de la mítica época de V8 y Hermética decir que era un genio pero después no sabe que le pasó. Esa mutación extraña que hizo de artista de culto a meme del programa de Beto Casella. Quién sabe, tal vez su cerebro implosionó después de tantos años de locura y exceso.
Iorio era un referente de la extrema derecha, amigo de la vicepresidenta y que odiaba al kirchnerismo, por eso es rarísimo que un gobierno municipal de esta tendencia lo homenajee y le haga un busto.
Cosas locas que pasan en este país hermoso.
En fin, yo recomendaría dejar que las aguas se aquieten y que el tiempo ponga la vida y obra de Ricardo Iorio en el lugar que le corresponde.
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