Anoche en el Concejo Deliberante de Coronel Suárez se presentó un proyecto para regular el uso de agrotóxicos cerca de la ciudad y de las escuelas rurales.
En el público, en primera fila, los carcamanes de la Sociedad Rural fueron a defender su derecho a envenanarnos a todos y hacerse aún más ricos.
Por suerte hay una juventud consciente que viene participando y hacíéndose oír.
El resto de los pueblerinos se quedan en sus casas, lobotomizados, mirando televisión.
El problema es que ya estamos envenenados hace décadas: nosotros, los mares, la tierra, las napas subterráneas, el aire.
El tema es ponerle un límite mínimo, que no te fumiguen con glifosato en tu propia cara.
Porque la avaricia, la rapacidad de esta gente no tiene límites.
Imponen transgénicos, patentan semillas (!) como que ya las semillas son obligatorias, no podés sembrar lo que querés sino algo que está patentado por una multinacional tipo Monsanto, algo artificial creado en un laboratorio.
Esta gente está en contra de la naturaleza y por lo tanto, de Dios. Y eso se paga.
Se paga con nuevas pestes, enfermedades, desastre climático.
Pero como decía, esto viene hace décadas en la Argentina, más exactamente desde el menemato, adonde cayeron a envenarnos las multinacionales como Monsanto y Barrick Gold. Y todos los gobiernos se hicieron y se hacen los boludos.
Todos.
Esas corporaciones siniestras, que caen en el Tercer Mundo porque en el Primer Mundo no los dejan entrar, en cambio acá, las leyes son truchas y los políticos fáciles de coimear.
El problema es muy grave.
Despertá.
1 comentario:
Excelente nota
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