Este año se cumplen 20 años de la primera vez que escuché Audioperú.
El efecto fue inmediato: fascinación, adicción. Electrónica para bailar y saltar, pero con un touch dark, venenoso.
No es ni la pavada eufórica de los djs de moda, ni tampoco el excesivo autismo de los intelectuales del tecno. Ese descentramiento, esa falta de pertenencia a un género determinado, explica porqué Audioperú no explotó comercialmente todos estos años. Porqué Rudie Martinez no es idolatrado por las masas.
Y es que, desde sus comienzos platenses con Víctimas del Baile a principios de los noventa, hasta su desembarco en Capital, el Rudie no paró de crear bandas y obras maestras.
San Martin Vampires, Adicta, Maldonado, RR Orquesta.
Su música maneja un arco sorprendente de influencias que van del gótico al punk, del pop al rock y del house a la canción tecno.
Acaba de salir del horno la más reciente producción de Audioperú: Im your Mother, con 9 masterpieces de la mejor electrónica que se puede escuchar por estos lares. Y la más oscura.
Porque Rudie es un expresionista que no solo sabe hacer bailar, sino que vuelca sus pesadillas internas en esa música aparentemente inofensiva. Es como el Kafka o el Beckett tecno.
Un tipo que se basa en los decadentistas para escribir sus letras y que su libro favorito es "El corazón de las tinieblas" no es cosa de todos los días en el rock nacional. Ni en cualquier rock.
El nihilismo, el desprecio punk hacia el mundo, aparece en todas sus creaciones.
Tal vez eso explique la falta de éxito masivo.
O tal vez no, quien sabe.
Lo cierto es que Rudie es un genio maldito, de culto, que no hace mucho tampoco por ser amado. Seguramente no le interesa. Y hay gestos obsesivos que sin duda no colaboran para lograrlo, como cuando en todos los shows de RR Orquesta habla pestes de los Miranda! o hace el saludo nazi mientras canta.
Así es Rudie Martinez, el genio en las sombras.
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