Hace muchos años, en una revista de cuyo nombre no quiero acordarme, entrevisté a Daniel Melero. Urgido por el furor de la música electrónica (lo ultimo novedoso que pasó en el rock) titulé la nota Papá Tecno, pese a las desmentidas del propio Melero. Se sabe, Melero integró el grupo pionero de tecno pop "Los Encargados" y bla,bla,bla.
Veinte años después, crecí un poquito, comprendí lo que decía Melero en toda su dimensión y viene como anillo al dedo para reflexionar, ahora que estamos festejando los 50 años del entrañable rock nacional.
La revolución y apuesta que encarna Daniel Melero va mucho más allá de un género. Es rock. Rock como sinónimo de contracultura, de quiebre. La historia tantas veces repetida del tipo que no sabía tocar una nota pero quería tocar. Y tocó. Tocó con los elementos que tenía a mano en ese momento de principios de los ochenta: un sintetizador. Claro que acá eso era como una herejía.Porque hasta esos años, Argentina atrasaba una década en cuanto a las tendencias del rock and pop internacional.
Se sabe, Melero toco entonces un sintetizador sin saber tocarlo, cantó sin saber cantar. Y lo putearon, le tiraron 20 kilos de fruta, lo echaron del escenario. La anécdota es mítica y ya ha sido contada demasiadas veces.
Pero entonces es Papá Rock, no Tecno, no pertenece a un género, pertenece a la transgresión primal del rock and roll, cuando todo el arte aconseja llenarse de conocimiento para luego vaciarse, Melero hizo al revés: empezó sin saber nada. Y eso le dió una libertad y una creatividad inusitadas.
Punk.
Luego produjo decenas de grupos fundamentales, hizo discos inolvidables, de rock, pop, tecno, punk, electrónica etc.
Y sigue, dale que va. Anoche tocó en Palermo teloneado por los RR Orquesta del gran Rudie.
Cerca de los 60 años, es un vampiro que se alimenta de la sangre joven y más que un cantante, es un performer, un crooner que recita mántricamente sus poderosas letras, de las más bellas y poéticas que ha dado el rock nacional.
La analogía obvia es: Melero es el Brian Eno argentino. Pero no, también es el David Bowie y el Morrisey, ¿porqué no?
Camaleónico, discutido, amado y odiado en partes iguales.
Forever young, forever under.
Papá rock.
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