Hace 20 años se editaba Sueño Stéreo, el último disco posta de Soda.
Luego vinieron el de MTV, la despedida y 10 años más tarde el regreso, todos discos en vivo sin material nuevo, a excepción de unos descartes que quedaron justamente de Sueño Stéreo.
Subestimado en un primer momento, hoy suena como la gran obra maestra consciente del final que se venía.
Si disco a disco los Soda se reinventaron permanentemente, hacía falta que justamente su último disco, fuera uno que repasara obsesiones y sonidos de cada etapa.
Y aquí está entonces este sueño en stéreo, esa felicidad del amor y la alta fidelidad que festejaba Cerati en esos tiempos.
Hay entonces temas que estilísticamente remiten a cada disco anterior de Soda y a la vez termina con una suerte de suite místico-tecnológica con ese vacío del espacio exterior con el que se cierra el disco.
¿Premonición, profecía autocumplida?
Lo cierto es que hace 20 años fui a ver y escuchar la presentación de este disco al Gran Rex con una novia que tenía y eso era la felicidad.
Hoy todos quedamos huérfanos y por eso tal vez somos como niños caprichosos que nos agrupamos en torno a este amor musical.
Y ya lo sabes, nada es casualidad.
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