El sábado a la noche me junté con el amigo Luis Diego Fernández en su departamento de Palermo Soho. La propuesta era hablar de su maravilloso último libro: "Libertinos Plebeyos", pero hablamos de todo y todos. Grabé una hora y media de la charla. Mientras nos subíamos al vuelo del caballo blanco alado, los temas surgieron espontáneamente, porque justamente su libro es como un recorrido también de mi vida. Hoy me puse a desgrabarlo y curiosamente, en los primeros diez minutos me dije: acá tengo una crónica de vida.
Eso, de lo que quiero hablar es de mi vida, de nuestra vida, de lo que nos pasó en los noventa a todos los que llegamos a esta bendita ciudad y recorrimos no solo sus bibliotecas, también sus discotecas,bares, sus vinotecas, sus antros, sus prostíbulos, sus calles, mus miserias y genialidades.
De lo que quiero hablar entonces es de nuestra vida y lo que surge en charla con el amigo filósofo, ensayista, pero sobre todo escritor: es su vida, que es mi vida y nuestra vida.
Me acuerdo la primera vez que fui a La Cigale, en el Bajo. Era verano, como siempre en esta ciudad, es más, era Año Nuevo si no recuerdo mal. El tipo de la puerta me explicó que era una fiesta privada. -Ah, perdón, lo lamenté. Entonces se arrepintió y preguntó: -¿Estás solo? Pasá... Ahí se me abrieron las puertas del paraíso, una fiesta llena de gente desconocida, de artistas, de la vanguardia noventosa porteña que publicaba en "Los Inrockuptibles", de las chicas lindas y talentosas. La bebida era gratis. A partir de esa noche, no dejé de ir ni un día a La Cigale. Todos los putos días, era como mi casa. Hasta saqué un mini crédito para bancar la parada. Porque los noventa menemistas no solo fueron maravillosos, también fueron revolucionarios y paradójicos. De eso también quiero hablar.
Dice Luis ante mi pregunta sobre Claudio Uriarte: " Siempre me interesaron los personajes hedonistas y libertarios como el. Y también libertinos. Claudio andaba mucho por la calle Corrientes, se vestía todo de negro (como yo) era muy culto y refinado y siempre estaba acompañado por mujeres hermosas. Escribía en Página 12 y tenía una formación marxista. En los 90 cambió, viró y empezó a tener posiciones de derecha. Medio como un chiste se definía como marxista de derecha. Imaginate que escribía en Página con todos los zurdos y a favor de Bush padre, dicen que hasta tenía una foto de el pegada en la redacción (risas). Yo lo conocí a fines de los noventa en Corrientes. En ese entonces se transitaban dos circuitos: El Bajo y Corrientes, cada uno tenía sus características. El Bajo era más placer, vinos, whisky, tragos, noches, mucha discoteca, mucho bar tipo La Cigale, muchas putas en la zona de la cortada Tres Sargentos. El bar de la esquina con putas y el telo sobre Tres Sargentos. Eso era el Bajo, el otro plan era Corrientes, ahí se curtía un poco más de día, desde la tardecita tipo 6 o 7 hasta las 10 u 11. Y era durante la semana. Ahí te encontrabas con tipos como David Viñas, en el café de la Librería Losada, que todavía existe. Y a Claudio en todas la mesas de café. Yo me juntaba y me sentaba mucho con la gente de la revista de cine El Amante, estaba Alejandro Ricagno, que era bastante amigo de Claudio. Una vez cayó Claudio Uriarte ( no sé si Alejandro se acordará). Ahí yo era un pendejo, un pibe, tenía 20 años ¿entendés? Yo en ese momento estudiaba cine, entre los 18 y los 20, antes de estudiar filosofía, estudié cine en la FUC. Iba a los ciclos de cine de la Lugones, me metí en un circuito y en ese circuito aparecían los del Amante y hablaba con ellos, Ricagno entre ellos. En ese circuito de cine club, caías en mesas, como uno más y en una de esas mesas apareció Claudio Uriarte y era un ser que me impactó. Una persona muy interesante. Yo recién después me entero que era el autor de "Almirante Cero", un libro sobre Massera. El único libro que publicó en vida. Yo ese libro lo leí mucho tiempo después y me partió la cabeza. Desde entonces sentí que le debía un texto. Entonces escribí ese texto que aparece en "Libertinos Plebeyos" cuando se reeditó "Almirante Cero", que fue hace 4 o 5 años. Lo escribí, creo, para el Espacio Murena, un sitio web y después un poco que circuló por todos lados. Un personaje impresionante Claudio, me impactó mucho, lo traté lo que duran un par de cafés, lo conocí, el ni sabía quien era yo. Me acuerdo que era verano, estaba muy sudado, todo vestido de negro con un anillo impresionante y estaba con una mina muy linda. Estaba pasado de merca, la merca pasaba por todos lados en ese momento. De hecho dicen... no se sabe bien como murió, en 2007, 2008... fue en su casa, en un accidente doméstico dicen...como que se cayó de una escalera..."
Los noventa, la merca, Corrientes, el Bajo, las minas hermosas, las putas, los años explosivos del 1 a 1 con todo un nuevo mundo por descubrir. Hasta los Mac Donalds nos parecían sitios sagrados, inspiradores. Todos esos tópicos aparecen en "Libertinos Plebeyos", el reciente libro de ensayos de Luis Diego Fernández, todos esos y muchos más. Y ha sido para mi como revivir partes olvidadas de mi pasado. También Corrientes, de día y de noche. El café La Paz, la Lugones y el teatro que se hacía discoteca por ahí nomás, en donde empezó el Club 69 y donde muchos años después vi un espectáculo del gordo Casero que se llamaba "Solo para entendidos" y donde, efectivamente, no se entendía casi nada.
Los noventa nos atraparon por el cuello a muchos de nosotros a nuestro veinte años y nunca más nos soltaron.
Continuará...
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