La ilación, el delirio paranoico, tiene la utópica pretensión de anticipar todos los golpes antes de que lleguen.
Incluso hasta los que no son reales.
Tamaño esfuerzo, tamaño despropósito, nos asegura una vida llena de sobresaltos. Una vida con emociones fuertes. Pero de las negativas.
Lacan en la teoría del espejo habla de que la especie humana, a diferencia de los animales, no puede crecer sola, sin ayuda de otro. De ahí que la enfermedad más obvia es la paranoia, siempre depender de otra persona para cualquier cosa.
Reflejarse en los demás, leer el peligro en las palabras, los gestos, es un vicio del cual es muy difícil librarse. Como un ajedrecista que sigue pensando las jugadas mientras cruza la calle, sin temer que lo pise un auto.
Alguien me dijo que el paranoico tiene miedo de que le hagan algo malo, porque él mismo es malo, cruel. Puede ser, el budismo dice algo parecido: todo lo que vemos a nuestro alrededor está teñido por el cristal de nuestro propio karma.
Lo que ves es lo que sos.
Es curioso, así mismo, que el efecto de rebote que dan la marihuana y la cocaína, también sea el de la paranoia: como que el precio de percibir más, de vivir mas intensamente, es el terror ancestral a la palabra, al lenguaje.
Al principio son pequeñas obsesiones, detalles que pasan desapercibidos. Después la ilación se va sofisticando y encuentra conspiraciones y artilugios mucho menos barriales.
Lo que dijo, como lo dijo, la cara que puso, la acentuación. Sobreinterpretación.
En el fondo pienso que hay una terrible necesidad de ser querido, se le da demasiada importancia a los demás.
Para el que ya probó esta droga, para el adicto, es imposible decir que la va a dejar del todo. El trato con el psicoanalista es reducir la dosis a lo saludable para que se pueda vivir una vida apacible. Aún sin renunciar del todo a la tentación del doble sentido.
Llegar al Real, atrapar al Otro, el objeto a, son las utopías de muchos, especialmente de los que sufren.
Como una red que sirve para dotar todo de sentido, para interconectar el lenguaje de todos y cada uno. Una red que te rodea y termina asfixiándote.
Para que preocuparse, me dijo un analista una vez, la gente dice cualquier estupidez.
Incluso hasta los que no son reales.
Tamaño esfuerzo, tamaño despropósito, nos asegura una vida llena de sobresaltos. Una vida con emociones fuertes. Pero de las negativas.
Lacan en la teoría del espejo habla de que la especie humana, a diferencia de los animales, no puede crecer sola, sin ayuda de otro. De ahí que la enfermedad más obvia es la paranoia, siempre depender de otra persona para cualquier cosa.
Reflejarse en los demás, leer el peligro en las palabras, los gestos, es un vicio del cual es muy difícil librarse. Como un ajedrecista que sigue pensando las jugadas mientras cruza la calle, sin temer que lo pise un auto.
Alguien me dijo que el paranoico tiene miedo de que le hagan algo malo, porque él mismo es malo, cruel. Puede ser, el budismo dice algo parecido: todo lo que vemos a nuestro alrededor está teñido por el cristal de nuestro propio karma.
Lo que ves es lo que sos.
Es curioso, así mismo, que el efecto de rebote que dan la marihuana y la cocaína, también sea el de la paranoia: como que el precio de percibir más, de vivir mas intensamente, es el terror ancestral a la palabra, al lenguaje.
Al principio son pequeñas obsesiones, detalles que pasan desapercibidos. Después la ilación se va sofisticando y encuentra conspiraciones y artilugios mucho menos barriales.
Lo que dijo, como lo dijo, la cara que puso, la acentuación. Sobreinterpretación.
En el fondo pienso que hay una terrible necesidad de ser querido, se le da demasiada importancia a los demás.
Para el que ya probó esta droga, para el adicto, es imposible decir que la va a dejar del todo. El trato con el psicoanalista es reducir la dosis a lo saludable para que se pueda vivir una vida apacible. Aún sin renunciar del todo a la tentación del doble sentido.
Llegar al Real, atrapar al Otro, el objeto a, son las utopías de muchos, especialmente de los que sufren.
Como una red que sirve para dotar todo de sentido, para interconectar el lenguaje de todos y cada uno. Una red que te rodea y termina asfixiándote.
Para que preocuparse, me dijo un analista una vez, la gente dice cualquier estupidez.
Pablo Miravent /Photo by Chanchin cell
4 comentarios:
hola Pablo:
qué bien está esto. interpretas lo que pienso acerca de la paranoia y sobre la dimensión y sobredimensión que le damos a los demas, sus dichos, etc y el manejo que hacemos de eso para controlar a la bestia que todo lo interpreta... en fin... sigo aprendiendo... ya estás inalcanzable...
saludos. buena imagen de chanchin y muy bueno esos microtextos que pusiste anteriormente...
Gracias amigo android paranoid...
Que linda fotito!!!!!!!!!!!!!!
Todo tiene que ver con todo...
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