martes, marzo 26, 2019

SOBRE OSHO, EL TANTRA Y VERLE LA CARA A DIOS




Hará cosa de un año, la "intelectualidad macrista", por llamarla de algún modo; estaba excitada a raíz del documental de Netflix sobre Osho en EEUU: "Wild, wild country".
Y ningunearon a Osho repitiendo todos el mismo discurso: que no inventó nada, que era simpático y anárquico pero siempre decía lo mismo, bla, bla, bla....
Luego descubrí que todos se basaban en un viejo artículo del filósofo Tomás Abraham, publicado en el blog de Quintín.
Primero: me parece ridículo el argumento de que cada nuevo iluminado tiene que inventar todo de cero, como si la verdad ya no hubiese sido dicha antes, en todas las épocas y todos los idiomas.
Si bien Osho revolucionó la manera de meditar con sus famosas meditaciones activas y también escandalizó a todos con sus enfoques sexuales y feministas, lo que hace es redescubrir las verdades que siempre estuvieron y se olvidan o adulteran.
 Así, leyéndolo a el, he comprendido el Zen, el Taoísmo, el Tantra e incluso el Cristianismo.
Segundo: si Tomás Abraham realmente lo leyó a Osho con atención, habrá notado que efectivamente siempre dice lo mismo. Y lo que siempre dice Osho es que el filósofo, el intelectual, el erudito no solo no está cerca de la verdad, sino que su misma condición le hace imposible alcanzarla.
Así que si Abraham realmente leyó y entendió lo que dice Osho, obviamente optó por atacarlo y ningunearlo porque Osho habla en contra de todo lo que el es.
Párrafo aparte merece otro "intelectual macrista" como Alejandro Rozitchner, que las juega de anti filósofo y reivindica a Osho, pero a la vez cobra un sueldo por escribirle los discursos a Macri.
O sea: hace todo lo que Osho criticaba y despreciaba.
Osho ni siquiera escribía libros, simplemente daba conferencias sobre diversos temas y sus discípulos tuvieron la precaución de dejar todo grabado en audio y video. De allí salen sus cientos de libros.
Hace un tiempo estoy leyendo lo que enseña del Tantra, que es anterior al Cristianismo y al Budismo.
Hace como 3500 años los indios ya tenían muy en claro eso de verle la cara a Dios.
Se habían dado cuenta que la energía sexual puede conectarnos con lo divino, puede ser algo más que un simple garche y transformarse en algo sagrado.
Sin eyacular, la relación sexual puede durar varias horas y se crea un círculo energético que fusiona a las dos personas en una y que nos lleva al infinito y más allá.
Pero es una experiencia meditativa, de desaparición del ego y del tiempo; no una demostración de poder machirulo como lo entienden algunos imbéciles.
Da para largo el tema, como sesión de sexo tántrico, pero para los que venimos de algo tan horrible como el catolicismo, adonde te prohiben garchar salvo para hacer hijos, nos ayuda a comprender a que le tenían tanto miedo los curas.
Porque garchando podes llegar al éxtasis y no necesitás sacerdotes ni religión.
Y porque reprimiendo el deseo sexual natural, ya sabemos muy bien adonde terminan ellos...

No hay comentarios.: