Fue en 2012 que Rudie Martinez me contó, que tras la partida de Toto de Adicta, con el resto de los integrantes más un nuevo cantante, habían formado una nueva banda que se llamaba Maldonado. Ese fin de semana daban su primer show y Rudie, siempre lacónico, me dijo: va a haber sorpresas.
Fui intrigado al show, muchos temas nuevos, saliendo del tecno dark de Adicta para adentrarnos en la melancolía pop de Maldonado. Y en un momento anuncian invitado sorpresa y sube a cantar...Sergio Denis!!!!
Locura total, cantan tema de Maldonado y para cerrar: hoy querida amiga, hagamos el amor con alegría....y se armó el pogo total. Yo no entendía absolutamente nada pero estaba feliz.
Con el tiempo me enteré que el nuevo cantante era Federico Hoffmann, hijo del "Negrito" Hoffmann, como se lo conocía en Suárez a Sergio Denis. Lo cierto es que Maldonado duró muy poco y dejó un disco maravilloso llamado "El arte de esquivar puñales", que atesoro en mi discoteca. Pero eso es harina de otro costal.
Separado entonces Maldonado, Hoffmann emprende una carrera solista de la que no tenía noticia hasta hoy. Recién vengo del glamoroso Palermo Hollywood, más exactamente del Velma Café, adonde se presentó el proyecto solista de Federico más amigos.
Tocaron como invitados todos los ex integrantes de Maldonado: Rudie, Julián Horita, Diego Rodriguez y Joaquín Franco y algunas otras luminarias, como el gran guitarrista Fernando Kabusacki.
El show fue maravilloso y duró poco menos de dos horas.
Hoffmann confirma todo lo esbozado en Maldonado: es un gran cantautor, sobrio, melancólico y elegante, que maneja la sutileza del pop desmarcándose con elegancia del poptimismo de su padre y que también la rockea de lo lindo cuando la ocasión lo requiere.
No hay muchos referentes locales con quien compararlo, más bien pienso en Bob Dylan y Leonard Cohen, crooners y poetas de alta alcurnia. Y es que el tipo se lo merece, nunca una nota ni una palabra de más. Siempre el toque dandy del buen gusto. Notable.
Mientras tanto en la radio pasan cualquier garcha y ya sabemos como es la historieta. Pero alguien tiene que testimoniar la verdadera historia, la emoción sin golpes bajos ni demagogia de la música que no escuchan todos.
Federico Hoffmann, un grande que no le debe nada a nadie.
Quien quiera oír que oiga.
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