EL MUNDIAL COMO TRIUNFO DE LA CIVILIZACIÓN

El otro día vi por tele a un tipo que dirige el Planetario. Exponía su punto de vista en contra del mundial y todo lo que genera. Eran los típicos lugares comunes al estilo Borges, que pasan por ideas inteligentes.
Más que como alienador de la sociedad, veo al Mundial como el triunfo del planeta, un lugar lleno de odio, injusticia y dolor, pero que por lo menos tiene la costumbre, cada cuatro años, de tener un torneo global que ve y disfruta todo el mundo por igual. El premio es lo de menos, lo que me llama la atención es que pese a todo, la humanidad se pueda organizar y competir sin tener que asesinarse o hacer trampa.
En ese sentido Pekerman ya demostró ser un grande. Su imagen en tiempo de descuento, cuando las papas quemaban y el gol no aparecía, me pareció muy emotiva. El tipo les movía la mano a los jugadores y le decía simplemente : toquen. La unidad básica del buen fútbol, acá y en la China. Toquen, jueguen, vayan a ganar, no especulen, no sean ratas, importa ganar pero también importa la belleza.
Me hizo acordar a la película de Karate Kid, cuando al pibe lo estaban cagando a golpes y lo miraba al viejo japonés que le recordaba lo que le había enseñado desde el principio.
Y más allá de que a veces las cosas salen mejor y a veces peor, de los errores y los cambios que hizo ( también pensando en ganar ) lo que queda es el triunfo del Fair Play, de una convicción filosófica, del respeto de una tradición. Todo eso es Pekerman, lo hizo con los juveniles y lo vuelve a hacer con los mayores.
Jugar, crear belleza, tratar de ser el mejor por el camino correcto.
Es el triunfo de la civilización y dentro de ella, de un país donde suele reinar el facilismo y la traición a los ideales.