La nueva victoria de Donald Trump en EEUU confirma la tendencia de que el mundo está girando hacia la derecha. Hay una intención de enmascarar esto, de negar las ideologías, de volver a decir que se acabaron la izquierda y la derecha, pero es la misma trampa de siempre y se llama fascismo.
La tentación de la autocracia al estilo de Rusia (Trump tiene buena onda con Putin) no es una buena noticia. Hay varias posibilidades y todas son aterradoras. La posibilidad cierta que el país de la democracia, que con sus virtudes y defectos siempre fue modelo en el mundo, empiece a tener un emperador al estilo Napoleón, que pasa por las armas a todos sus contrincantes.
Es lo mismo de siempre, la gente se cansa de la lentitud de la democracia y quiere tomar un atajo.
Ya se hizo todo esto, ya pasó y siempre terminó mal.
Milei en Argentina, China, Corea del Norte, Venezuela incluso, se alinean en esta tendencia dictatorial, se van tan a la izquierda que terminan coincidiendo con la extrema derecha.
Y es verdad, la mayoría los votó.
Ha llegado la hora de los miserables.
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