Ahora que pasaron los Oscars más arbitrarios e injustos de la Historia y que le dieron el de mejor actor a Brendan Fraser por autoflagelarse en su propia gordura, recordé esta simpática película de 2000, lo mejor de Brendan, lejos.
"Al diablo con el diablo", escrita y dirigida por el gran Harold Ramis, el creador de esa obra maestra llamada "El día de la marmota".
Esta película es posterior y un poco inferior a "El día de la marmota", pero no deja de ser otra bella parábola zen.
Acá se pone en juego como nunca antes el famoso tema budista de los deseos, el mal que tenemos todos los humanos y que debemos combatir según el budismo: el deseo.
Un loser total, excelentemente interpretado por Fraser, que sufre bullyng en su trabajo y está muy solo, invoca al diablo para buscar un cambio.
Entonces aparece el diablo que es nada menos que la bomba sexual Elizabeth Hurley. Esta le concede 7 deseos a cambio de su alma y allí viene lo divertido de la película: ningún deseo sale exactamente como el piensa y ninguno lo completa como ser humano.
Detrás de los chistes (muy logrados por cierto) aparecen las verdades de siempre.
El final es tal vez lo más flojo de la película, donde aparece un Dios negro y lo ayuda al protagonista a zafar su vida y alma.
Una película tal vez menor, pero hermosa y sabia.
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