Con un timing impecable, la Sala Lugones programó 10 películas del Rey de la Comedia, Mel Brooks, a partir de esta semana de mierda, saturada de gobernantes perversos, corruptos y desalmados.
Así, el cine es uno de los pocos refugios que nos queda para evadirnos de tanta miseria y crispación.
Y que mejor que la risa para distender, cambiar el foco, activar el placer de estar vivo.
Había visto Locura en el Oeste, hace más de 30 años, en mi adolescencia.
Recordaba que era buena, pero no tan buena.
Como los grandes vinos, con los años ha mejorado.
El maestro Mel Brooks inventó ese humor que parodia a los géneros populares de Hollywood, en este caso el western.
Humor lleno de gags visuales, musicales, físicos y de una incorrección política que hoy es casi imposible de hacer, so pena de ser demandado.
La película puede pasar del humor más grosero, como la escena de los cowboys comiendo frijoles, eructando y tirándose pedos, al más sutil, con esas canciones y coreografías sublimes magistralmente escritas, dirigidas e interpretadas.
Y tiene uno de los climaxs más geniales y felices que recuerde, con los cowboys cagándose a piñas y rompiendo todos los estudios de Hollywood, con pastelazos incluídos.
Larga vida a Mel, que a los 93 años sigue entero, vivito y riendo.
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