Desde el año pasado que me ronda la idea de escribir algo sobre el tenis. Un cuento, un ensayo, una crónica. Fascinado por el fenómeno Del Potro, me gusta mucho más mirar por televisión tenis que fútbol. Y todavía me debo jugarlo.
Es una asignatura pendiente.
Grande sería mi sorpresa cuando me encontré en los escaparates de las librerías, con esta pequeña maravilla. Cuando leí ese título hermoso me dije: ya se me adelantó alguien.
Y si, David Foster Wallace es el típico y nunca bien ponderado genio, hijo de puta, gran jugador de tenis, depresivo crónico, finalmente suicida.
El librito, editado el año pasado en Argentina por Random House se compone de una crónica publicada en 1996 sobre el US Open y un notable ensayo sobre Federer, publicado en 2006, dos años antes de la muerte de este famoso y controvertido escritor.
Allí está todo: la experiencia religiosa, zen, que implica el tenis de alto nivel.
El arte inesperado de Federer, tal vez el mejor jugador de la historia.
El librito es encantador y se lee de un tirón en un par de horas.
Lo recomiendo.
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