A los que nacimos y nos formamos en el catolicismo, en la tradición judeo-cristiana, nos fue inculcado desde chicos que había un solo Dios, que eramos monoteístas, en contraposición a los romanos y los pueblos prehispánicos que eran politeístas, es decir, creían en muchos dioses: el dios del sol, el del viento,etc.
Con los años, cuando me acerqué a las enseñanzas de Oriente, descubrí que había una tercera opción, que para mi es una síntesis superadora: el panteísmo. Es decir: todo es Dios.
Me he formado con todo tipo de enseñanzas orientales, no solo con el budismo y casi todas coinciden en ese punto. Recuerdo una anécdota, alguien le pregunta a Krishna: ¿usted cree en Dios? Y el tipo contesta: Yo no creo en Dios, yo conozco a Dios.
Claro, si Dios es la naturaleza, el Universo todo y mora también dentro nuestro. No es una cuestión de fe ciega, es conocer a Dios, verlo todo el tiempo.
Pero acceder a esa luminosidad divina dentro nuestro no es tan fácil: primero hay que domar el ego, parar la mente racional que suele ser la que nos maneja, ocultándonos la verdad.
Por eso meditamos y entonamos mantras.
Para llegar a lo profundo de nuestro ser y volver a ser uno con Dios.
Es simple, es claro.
Casa
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La casa de la infancia
viene con el olor de los jazmines
la sombra de la parra en el patio
y el silencio caliente de las tardes de verano
La casa de l...
Hace 3 semanas.
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