Ese febrero de 2001 inicié el siglo bastante desbocado. Venía haciendo mi típica performance de acosador de una famosa. Pero tampoco era para tanto, no había cometido ninguna tropelía, ni jamás la cometí. Lo que pasa es que el delirio es divertido para el que lo ve de afuera. El que no entiende lo que hace y porque lo hace, se siente muy mal.
Así que llegué a un psiquiatra supuestamente muy conceptuado, supuestamente designado por alguien que sabía del tema. Me vio un par de veces y me dijo que era enfermo bipolar. Me acercó material y me preguntó si me identificaba con esa sintomatología. Le dije que si.
Creí en él, en su diagnóstico.
Pero cualquiera que haya pasado por una situación así, sabe que necesita creer en algo, en alguien que sepa que carajo es lo que nos está pasando. Mas si te dicen que Hemingway también tuvo esta enfermedad.
Estuve 5 años medicado como bipolar, sin hacer nada más que tomar la pastillita correcta. Se sabe que, aunque suelen trabajar en conjunto, los psiquiatras y los psicoanalistas se odian, se desprecian, hablan pestes del otro.
Iba cada dos o tres meses al siquiatra y tomábamos café mientras nos reíamos de los terapeutas de toda laya (no curan a nadie) y el a su vez me explicaba la curiosa religión de su ciencia. La siquiatría no sabe por que se produce la bipolaridad, que pasa en el cerebro. Probando, vieron que el litio calmaba a las fieras y entonces a tragar litio. Tampoco saben la razón de porque el litio calma a un maníaco, pero esta religión requiere de mucha fe.
Así las medicaciones tapan el síntoma, pero no lo curan, todo sigue en suspenso, agazapado. Pero como uno está tranquilo, embotado, todo el mundo alrededor recupera la calma.
Asimismo, el siquiatra te informa que en realidad hay pocas medicaciones para tantas enfermedades, así que todos los enfermos terminan tomando cosas parecidas.
Exactamente 5 años después tuve una no performance con famosa que, curiosamente, parecía ser alentada ser desde afuera para que sucediera.
El siquiatra, por alguna razón que sospecho pero no me animo a formular, trataba de orientarme a buscar esa mujer.
Algo anda mal me dije. Este modelo no da para más.
Dejé de creer en la siquiatría.
Y ahí es donde me cruzo con Chamorro, quien rechaza de plano la supuesta bipolaridad, pero, oh gesto, pone un siquiatra a mi disposición: el Dr Furman.
Furman me dice: la medicación está bien, pero eso no significa nada, puede ser cualquier cosa. Hay que analizarse.
El análisis me hace recuperar el amor por la palabra. El lenguaje que cura.
Y en definitiva, la religión de la siquiatría te condena a ser un loco de por vida, en cambio el ateísmo de Lacan se fascina en seguirte la corriente hasta llegar a buen puerto. Llegar, si, a algo que pudo ser previsto antes. Pero que requirió todo un trabajo de autoconocimiento que te lleva a despertar.
Entender que no fue culpa de nadie lo que te pasó. Ni siquiera tuya.
Así que llegué a un psiquiatra supuestamente muy conceptuado, supuestamente designado por alguien que sabía del tema. Me vio un par de veces y me dijo que era enfermo bipolar. Me acercó material y me preguntó si me identificaba con esa sintomatología. Le dije que si.
Creí en él, en su diagnóstico.
Pero cualquiera que haya pasado por una situación así, sabe que necesita creer en algo, en alguien que sepa que carajo es lo que nos está pasando. Mas si te dicen que Hemingway también tuvo esta enfermedad.
Estuve 5 años medicado como bipolar, sin hacer nada más que tomar la pastillita correcta. Se sabe que, aunque suelen trabajar en conjunto, los psiquiatras y los psicoanalistas se odian, se desprecian, hablan pestes del otro.
Iba cada dos o tres meses al siquiatra y tomábamos café mientras nos reíamos de los terapeutas de toda laya (no curan a nadie) y el a su vez me explicaba la curiosa religión de su ciencia. La siquiatría no sabe por que se produce la bipolaridad, que pasa en el cerebro. Probando, vieron que el litio calmaba a las fieras y entonces a tragar litio. Tampoco saben la razón de porque el litio calma a un maníaco, pero esta religión requiere de mucha fe.
Así las medicaciones tapan el síntoma, pero no lo curan, todo sigue en suspenso, agazapado. Pero como uno está tranquilo, embotado, todo el mundo alrededor recupera la calma.
Asimismo, el siquiatra te informa que en realidad hay pocas medicaciones para tantas enfermedades, así que todos los enfermos terminan tomando cosas parecidas.
Exactamente 5 años después tuve una no performance con famosa que, curiosamente, parecía ser alentada ser desde afuera para que sucediera.
El siquiatra, por alguna razón que sospecho pero no me animo a formular, trataba de orientarme a buscar esa mujer.
Algo anda mal me dije. Este modelo no da para más.
Dejé de creer en la siquiatría.
Y ahí es donde me cruzo con Chamorro, quien rechaza de plano la supuesta bipolaridad, pero, oh gesto, pone un siquiatra a mi disposición: el Dr Furman.
Furman me dice: la medicación está bien, pero eso no significa nada, puede ser cualquier cosa. Hay que analizarse.
El análisis me hace recuperar el amor por la palabra. El lenguaje que cura.
Y en definitiva, la religión de la siquiatría te condena a ser un loco de por vida, en cambio el ateísmo de Lacan se fascina en seguirte la corriente hasta llegar a buen puerto. Llegar, si, a algo que pudo ser previsto antes. Pero que requirió todo un trabajo de autoconocimiento que te lleva a despertar.
Entender que no fue culpa de nadie lo que te pasó. Ni siquiera tuya.
2 comentarios:
DIOS HIJO DE PUTA QUE PRE CLARO ESTAS...
TE SIGO SIGUIENDO... YA NI PIENSO EN ALCANZARTE... ESCUCHO, LEO E INTENTO APRENDER... TIEMPO.TIEMPO.
EL VIERNES AVANT QUE ES EL HIJO SIN ONDA DE LA BESTIA TE ESPERA... PASAME LISTA DE ARTISTAS QUE QUERES QUE PREPARE PARA PASAR...
SALUDOS GRANDES BIG BROTHER.
Voy la otra semana y pienso quedarme dos viernes!!
Ya te voy a pasar la lista de temas con tiempo.
Gracias por participar...espero que vaya todo bien...
Intercambiemos mails
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