Damián Tabarovsky suele escribir cosas interesantes los domingos en Perfil. Este domingo, hablando de Marcelo Cohen, menciona al pasar la obsesión de novelistas y editores por la gran novela. Tirar con todo el ego al lector y usualmente con obras que dejan mucho que desear.
Yo escribo corto: relatos, cuentos, novela breve. Nadie le presta atención a ese formato, por lo tanto publicar se hace complicadísimo. Un guionista conocido me decia que yo no escribo una novela larga por negación, por pereza, ya que los concursos sólo premian novelas largas.
No escribo largo porque no es lo mío, porque no me sale y me resulta más interesante el formato corto. Incluso comercialmente, me parece ridícula la idea de comprar libros gordos a precios demenciales en tiempos en que a nadie le sobran momentos para leer. Nada mejor entonces, que un libro chiquito para entretener un buen rato y no agobiar el lector.
Aparte es una postura filosófica si se quiere: no hay tanto para decir.
Esta es mi causa y pienso morir con ella.
Casa
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La casa de la infancia
viene con el olor de los jazmines
la sombra de la parra en el patio
y el silencio caliente de las tardes de verano
La casa de l...
Hace 1 semana.
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