Creer que hay un tipo que usa semejante turbante y que vive en medio de la montaña con los millones que tiene, es casi tan absurdo como pensar que Bush es un justiciero.
Esta gente sólo es parte de un montaje ficcional hollywodense, que pretende hacernos creer que hay un bien y un mal, e incluso que la lucha no es tan desigual.
Los focos de poder real están en lugares que ni se nombran, en gente que nadie registra y que mueve el tablero del mundo de acuerdo a sus conveniencias.
Bin Laden y Bush son payasitos con ansia de protagonismo.
El juego pasa por otro lado.
Recurso
-
Hace mucho tiempo yo tenía un recurso
para escapar de la tristeza
imaginaba una sábana blanca colgada al sol
yo era esa sábana que recibía
el calor y l...
Hace 3 semanas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario