Una frase de Joseph Campbell vista en Twitter me rompió la cabeza.
"El psicótico se ahoga en las mismas aguas en las que el místico nada con deleite" dijo el notable intelectual norteamericano.
Eso me llevó de regreso al inolvidable verano de 1998 en que conocí en El Living a una chica que se llamaba Alejandra.
Era unos años mayor que yo, ni linda ni fea, pero había algo muy especial en ella.
Yo en ese entonces era un pelotudo de 25 años totalmente a la deriva, muy metido con el arte y con alguna intuición sobre el Zen pero sin haber meditado nunca.
Pero ella si sabía, tenía ese perfil: era Counselor y también casi Diseñadora Gráfica pero lo que quiero decir es que tenía un poder intuitivo sobre lo místico.
Este es el principio de una leyenda que entiendo se disparó por todos lados. Porque lo que duró ese verano yo tuve con ella (recién ahora lo comprendo) sexo tántrico sin saber que carajo era eso. Hablo del sexo como vehículo para llegar a un estado de conciencia elevado, estando horas y horas garchando sin eyacular. Nunca me había pasado algo así, quiero decir: tuve con otras mujeres grandes performances sexuales pero más atadas al deseo, al instinto. Esto era otra cosa, esto era algo divino que no venía del cuerpo ni tenía nada que ver con técnicas de respiración.
Fue una especie de regalo del más allá que no supe entender y aceptar en ese momento.
Recuerdo vivir flotando de aquí para allá, en el cielo y no reconocerme en el espejo, tener una conciencia intuitiva de no ser.
Es todo lo que ahora practico como no mente.
Pero en ese momento me aterró.
Para colmo de males, ella en un momento simplemente me cortó sin mayores explicaciones. Yo quedé regulando en el aire y caí directo al infierno.
Me gustaría algún día volver a hablar con Alejandra para saber como lo vivió, que le pasó, pero nunca más volví a tener esa oportunidad.
Hace años que medito este recuerdo y pienso que de haber persistido todo hubiese derivado en algo profundo: satori, nirvana, samadhi o como le quieran llamar.
Lo que pasó en ese momento fue que caí en un espiral de sexo, drogas y alcohol totalmente hipnotizado por mantener ese estado y todo derivó en un brote psicótico paranoico.
Me costó décadas entender y superar esta situación. Hace rato que no tengo sexo ni drogas ni rocanrol pero ahora se activó todo lo espiritual en mi y puedo comprender lo que pasó.
Mi alma y mi mente están alertas solo que el cuerpo no acompaña.
Mi instinto se bloqueó hace muchos años.
Pero se que tarde o temprano va a haber otra oportunidad.
Solo hay que estar atento.
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