Dicen que segundas partes nunca fueron buenas pero no es tan así.
Allí están "El Padrino II" y "Terminator II" que son obras maestras que superaron a las ya de por si muy buenas primeras partes.
Algo de eso pasa con la segunda temporada de "El fin del amor" la serie donde Lali hace de la filósofa, escritora y poeta Tamara Tenembaum.
Hay en esta segunda temporada un frenesí que se ríe de si misma que en la primera temporada, que igual estaba muy bien, no había.
Se retoman personajes y obsesiones que se duplican y a veces fascinan y a veces horrorizan. Porque para alguien de mi generación estas treintañeras intensas son una atracción irresistible pero también un peligro inmanejable.
En ese sentido me identifico cien por ciento con el personaje de Daniel Hendler, contemporáneo mío, que le canta la justa al personaje de Lali cuando le dice algo así como: lo que a vos te parece normal, para mi es una humillación. Y se va y la deja. Pero al final parece que vuelve.
¿Happy End clásico para nuestra estrella de las letras y el pensamiento, tan genial como megalómana?
Me hizo acordar a la película "Gone Girl" del gran David Fincher, en el sentido que la mejor sátira de los excesos del feminismo y la corrección política fue pensada y escrita por una mujer.
Cuando vi esa película pensé que era obra de algún galán que se comió un garrón o un escrache y decidió escribir esa historia para vengarse.
Pero no, fijese usted que cosa: el libro y el guión de la película lo escribió una chica.
Algo interesante está pasando entonces: después de muchos desencuentros parece que hay futuro para las relaciones entre hombres y mujeres convenientemente evolucionados.
¿Será finalmente amor?
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