A esta altura de la vida y a tantas décadas de la publicación de la historieta "El Eternauta" quién que haya estudiado cine no soñó alguna vez con adaptarla en una película. Hasta la mítica Lucrecia Martel anduvo probando ideas pero el proyecto, como tantos otros, fracasó.
Es que parecía un comic maldito, imposible de adaptar, tan argentino como Diego, el dulce de leche y la birome. Pero complicado y cubierto por una leyenda negra: la masacre por la dictadura militar de su autor y casi toda su familia.
Finalmente llegó el día que se pudo y como: el nieto de Oestherld puede quedarse tranquilo, eligió correctamente al director, al protagonista y al proyecto todo.
A Bruno Stagnaro, el genio creador de "Okupas" no le tembló el pulso a la hora de reescribir un clásico argentino de trascendencia mundial. Es que hay una adaptación al formato de serie de Netflix pero sin traicionar la esencia, el núcleo genial argento.
Es el talento argentino, la ideología de la salvación colectiva por medio de la unión, combinado con las tecnologías de efectos especiales de ultima generación de Hollywood.
Una locura total.
Y si los 6 capítulos no son un 10 sobre 10 si son un 9/10.
Le resto un puntito por cierta tendencia a decirlo todo y el exceso de signos, de celo, que ralentiza un poco la acción.
Eso, pero nada grave, lo dicho: está todo lo que tenía que estar y más todavía.
En ese sentido otro personaje de Ricardo Darín para el recuerdo, con ese ex combatiente de Malvinas que parece presentirlo todo.
Ojalá que el éxito acompañe este proyecto tan querido y hermoso.
Y obviamente espero ansioso la segunda temporada.
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