Cuando tenés ganas de hacer ejercicio, corré.
Cuando tenés ganas de bajar de peso, corré.
Cuando tenés ganás de trompear a alguien, corré.
Cuando tenés la cabeza llena de malos pensamientos, corré.
Cuando tenés ganas de meditar en movimiento, corré.
Y cuando querés recuperar la conexión física, mental y espiritual.
Simplemente corré.
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